TusTextos

Sin Autoría

Un ángulo monocromático del rojo terciopelo expelido por la alfombra, forma un vórtice luminoso que se difumina con la silueta de tu cuerpo, forman entre sí un puñado de fotones, que se vislumbran directo hacia mi iris.

Te observo, te observo inexorablemente desde el marco de la puerta.

El dióxido de carbono que se escapa de mis fosas nasales, danza libremente sobre el aire y discurre hacia tus poros, se adhiere a tu sombra, a tu olor, a tus párpados, a tu axila, a tu nuca.

Tus vellos se erigen imponentes formando una densa niebla sobre tu epidermis, conforman un óleo pintado con las yemas de mis dedos. Se transforma en una conjugación perfecta de colores y curvas que se tuercen sobre sí y se convierten en proyecciones abstractas de una realidad tangible.

Eres palpable y visible, de eso no hay duda

¿Oirás como galopan los caballos dentro de ti? ¿Seré yo el único que puedo oírlos? Sí, los escucho. Salvajes, tórridos. Sus bramidos, sus huellas, su olor. El olor a sudor y a llanura, a animal desbocado, a manada. Sí, una manada de caballos que galopan libremente al unísono dentro de tus arterias.

Detrás de ellos, el torrencial diluvio de sangre que viaja a su lado, directo hacia tu músculo cardíaco, hacia el centro de tu pecho. Haz de llamarlos sentimientos, sueños, miedos o alegrías. Yo he de llamarlos por su nombre.

Estoy allí, adentrado en ese túnel con ramificaciones infinitas. Túneles rojizo que recorren kilómetros y kilómetros de tu cuerpo, te dan la vida, te pintan y te dibujan, te vuelven real.

Te admiro. Me sonrío. Te palpo a lo lejos. Te huelo.

El oxígeno puro, límpido y aséptico revuelve mis cabellos. Entra a tus pulmones, a tus alveolos pulmonares. Me lleva con él.

¡Vente! me dice-

Los galopes se acercan, son más fuertes. Me dejaste escuchar sus herraduras cuando hacen contacto con el endotelio arterial. Euforia.

¿Tendré miedo? Quizás, nunca había dibujado tan perfectamente tu anatomía. Éxtasis.

¿Sabes algo?te dije- de todos los sonidos y melodías arremolinadas sobre la partitura de tus órganos, hay una melodía que me parece de lo más encantadora, embriagante y sútil, dulce y empalagosa que se adosa a mi lóbulo temporal. Sístole, diástole. Silencio y dos ruidos.

Le llaman corazón escuché-

Una máquina encantadora, pequeña y robusta como una caja de regalo. Envuelto en piel de durazno; que expele un aroma agridulce que va y viene, se intensifica y se diluye.

Sonrío, disfruto este momento.

Lo sabes, lo sabes muy bien. Aunque te encuentres navegando libremente en el mar de Morfeo, y tu cuerpo se encuentre flotando sobre las olas de tu subjetiva inconsciencia de los sueños, lo sabes. Puedes darlo por hecho.

Siempre lo ha sabido me dije- y aun así no te hace partícipe de ello.

Sí, ciertamente es así. Me detengo en seco. Me absorto.

Nunca me has hecho partícipe de ello -me repito-

Debo valerme de métodos menos prodigiosos para enterarme de la existencia de este mundo surreal, mágico y salvaje que se conglomera en la sabana de tu cuerpo, en las inmensidades de los horizontes de tus ríos, en la neblina de tu consciencia y en el vaivén de los relámpagos que se dibujan en el cielo nocturno de tu mente. Te conozco solamente cuando duermes.

Justo en ese momento, como ladrón furtivo es que logro penetrar en tu cuerpo.
Se me escapa un suspiro.

No pertenezco a acá  me dije-

Este ilusorio universo de sensaciones encontradas, se derrumba frente a mis manos, se mancha de un gris oscuro y se distorsiona dentro de un humo denso.

Quiero irme a casa  me dije-

Y justo en ese instante di media vuelta. Dejé atrás tu miocardio, tu caja, tu tambor, tus caballos, tus túneles y comencé a ascender triste y solo sobre tus poros. Me acompañó el silencio y la melancolía en mi retorno.

Al mirar de nuevo a atrás, te vi durmiendo. Tus párpados aún se encontraban cerrados, tus labios frágiles se mantenían inmóviles, la luz ya no describía su refracción sobre tu cuerpo. ¿Me cerraste las puertas o yo decidí hacerlo?

No quisiera quedarme para averiguarlo  me dije-

Di tres pasos, cruce el umbral de la puerta y me fui absorto en mi soledad.
Nigth1422 de junio de 2019

2 Recomendaciones

3 Comentarios

  • Remi

    Me gusta mucho como escribes Nigth, maravilloso relato me he sentido parte de él conforme leía.
    Un abrazo.

    01/07/19 06:07

  • Francuer

    Justo en ese momento, como ladrón furtivo es que logro penetrar en tu cuerpo. OO

    18/02/20 04:02

  • Asclepio

    Todas las noches oigo los cascos de los caballos galopar, su estruendo cava mi tumba.

    19/04/21 01:04

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