Leer la mente excitaba. Saberse el objeto de deseo. Una mirada erectaba el falo. Lascivia en el aroma, en el ambiente. La densidad del cuerpo era sublime. Saber para satisfacer.
Leer los ojos esa mirada casi transparente que mojaba el alma. Saberse objeto de amor sin ser cosa material.
_______________________________La Nínfula del Arcángel