Desde la oscura y húmeda selva,
Una serpiente negra se arrastra,
Entre barro y hojas secas,
La podredumbre y la fetidez le sacian.
Negra la piel, negra la faz,
Oscuro el corazón, la mente perspicaz,
Mentira y falsedad, la lengua sesea,
envidia y rencor, de los colmillos gotean.
Silbando, silbando, la serpiente se va arrastrando,
A través de llanuras, subiendo las montañas,
El valle observa ambiciosa, por las rocas va bajando,
Quien se cruza en su camino, cae presa de sus mañas.
El humo negro llega a la ciudad dorada,
Penetrando corazones, corrompiendo almas,
El señor oscuro con la venganza planeada,
Escupe el veneno que emponzoña las aguas.
Una cosa la fétida serpiente desea,
Arrojar del trono a la serpiente emplumada,
Atrapar a todos en la oscuridad eterna,
A la ciudad dorada dejar devastada.
Muy acorde a los tiempos, pese ello, me ha gustado
Saludos
Antonio