Maldito sea este corazón cobarde y asustadizo que tuvo tanto miedo de perderte y perderse a sí mismo, de vivir para siempre en soledad; este corazón que se aferra a los brazos amorosos y protectores que no son los tuyos y que, sin embargo, desde la tibieza de ese abrazo, es incapaz de dejar de pensarte.

Ojalá nunca te hubieras ido... Porque ya sabía, aún antes de que llegara este día, que si regresabas mi vida se desmoronaría otra vez como un castillo de arena seca arrasado por las olas, por la marejada del recuerdo de tu amor, por tu imagen que me seduce y me arrastra a la perdición como un canto de sirena.

He tenido tiempo, más del que quisiera, para darme cuenta de que lo nuestro era imposible, de que los impedimentos eran aún más imponentes que nuestras ganas de amarnos. Tiempo para buscar un amor sencillo, sin ambiciones, una felicidad simple sin la pasión que tú despertabas, pero con cariño y sin dolor.

Ojalá nunca te hubieras ido, para no tener que olvidar cuánto llegué a extrañarte, para no tener que recordar cuánto duele amarte y lo imposible que es evitarlo.

Inspiración: https://www.youtube.com/watch?v=wdGZBRAwW74

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