Muy pocas veces nos paramos, miramos y sentimos. Muy pocas veces, vemos todo lo que hay a nuestro alrededor. Personas que igual que nosotros, respiran, sienten y padecen. Hay un momento, ese momento en el que te paras, observas detenidamente todo lo que pasa a tú alrededor y te das cuenta que nadie es igual pero todos somos iguales. Que seguimos unos patrones poniéndole esa chispa personal a cada cosa que hacemos. Somos pequeñas hormigas trabajadoras, siguiendo el mismo rumbo y llegando a puertos distintos. Es en ese momento que te das cuenta que formas parte de un todo y que esas acciones que tú has fotografiado con la mirada, en unos minutos se volverán a reproducir y otra persona igual que tú, se parará a mirar y la fotografía, volverá a ser mágica.

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