Ella era, su luz presente
En madrugadas de invierno.
Ella era, esa belleza
Que sólo se encuentra dentro.
Fueron incontables días
Sustentados con su aliento,
Y asombrados corazones
Aprendiendo de su vuelo.
Hubiérale dado todo
Para traerla de nuevo;
Acogerla en su vacío,
Alzar de un soplo los muertos.
Arropar su alma abatida,
Despegar los pies del suelo,
Desentrañarla del tiempo
Y robársela al silencio.