Lluvia que caía al son de mis latidos.Una noche revuelta era lo que me esperaba.
Sentada en ese banco de madera con astillas,esperaba.En mis manos guardaba la carta,el colgante y aquel mapa húmedo casi deshecho.
En el puerto solo quedaba yo y mil destellos sobre mí esparcidos sobre el edén.
Horas que transcurrian y una espera que se alargaba hasta el punto de llegar a ser interminable. El viento comenzo a soplar fuerte.
Mis manos heladas,todo mi cuerpo temblando.
Yo no sabía si temblaba por el frío o por el miedo de que la espera no terminase.
Con el aire una hoja llego a mis manos.Era su letra.Mis ojos miraban a la carta como si estubiesen observando una navaja afila y punzante.
*No he podido llegar hasta ti,losiento.Él tiempo me lo impidio.Pero te prometo que dentro de unos años,uno de los días de este gélido mes,volvere.Estate atenta ,el frío y la lluvia se mezclaran para llamar a tu puerta y avistarte de que yo ya estoy aquí.Nos sumergiremos en los negros abismos y allí, en compañía de lo profundo, viviremos por siempre en un mundo de maravilla y de gloria.
Eran las palabras que aún hoy conservo en mi mano y que estan talladas en el mismo banco dónde el me dedico sus ultimas miradas.
Ese banco sigue ocupado,mi presencia le acompaña todas las noches de noviembre esperando a que él llegue,porque el tiempo se sigue consumiendo y su llegada esta mas cerca.