TusTextos

-el Viaje Imposible

-El viaje imposible.
Yo me estaba rehabilitando de un accidente automovilístico que me había producido un TCE grave y que tenía como consecuencia una minusvalía del 67% así como serias dificultades para orientarme temporal y espacialmente.
Aún así, y siempre movido por la intención de normalizar mi vida al máximo, me dirigí a Barajas con la intención de coger un avión a La Coruña. Tarea nada fácil dadas mis personales condiciones. Y entre otras dificultades tenía un habla cerebelosa, que me dificultaba la relación interpersonal.
¡Nada me impediría coger el avión!.
Al taxista le pedí que me llevara a Salidas Nacionales. Y allí me dejó.
Cuando entré todo un mar de carteles y luces me sobrecogió enormemente.
Había que buscar dónde comprar el billete, lo primero.
Vi un uniforme empujando un carrito y suponiendo que se trataba de un trabajador del aeropuerto le pregunté: ¿Perdone me podría indicar dónde puedo comprar un billete a La Coruña, lo más barato posible?.
Me indicó la compañía y la ventanilla, no sin antes asegurarme que el no trabajaba allí, y que era un chófer llevando el equipaje de su señor.
Fui a la ventanilla, ya que comenzara a agobiarme por la inmensidad del lugar saturado de inútiles indicaciones.
Compré el billete, si bien antes tuve que sacar dinero de un cajero.
Y ya con el billete en la mano, volví a fijarme en los carteles, tratando de ver “La Coruña”.
Borracho por la saturación de indicaciones decidí preguntarle a un hombre de unos sesenta años.
Y muy amable me respondió que él estaba tan perdido como yo. Y que no sabía indicarme.
Elegí otro viajero y esta vez tuve suerte: ¿Ve ese cartel de allí que dice Madrid-La Coruña?...
Hacia allí me dirigí y cual no fue mi sorpresa cuando el cartel desapareció.
Continué andando hacia el lugar indicado y de repente tuve unas urgentes necesidades de orinar. Así es que me olvidé de La Coruña y busqué urgentemente un lavabo.
Anduve unos diez minutos y tras preguntar varias veces localicé un cuarto de baño, donde pude encontrar alivio.
Pero...
Yo iba buscando la puerta de embarque a La Coruña.
Y ¡no! Había olvidado mi maleta en el servicio.
Tardé unos veinte minutos en convencerme de que jamás volvería a encontrar el baño.
Y me autoconvencí de que lo más importante era tomar el vuelo a La Coruña.
De nuevo hacia la puerta de embarque.
“Si no bebiera tanto alcohol le iría mejor”, me contestó un pasajero preguntado.
Y es que mi habla cerebelosa era algo muy similar a la de una persona bebida.
Y la maldita puerta de embarque...
Decidí no preguntar más y buscarlo por mi cuenta.
Anduve siguiendo un cartel que decía “Departures”. Unos veinte minutos. Y de nuevo volvía a pasar por esa maldita cafetería. Iba caminando en redondo.
Obcecado y ansioso continué mi búsqueda.
Ya estaba absolutamente perdido. Y para mi todo era igual.
Pero bueno, ¿Es que no hay personal de aeropuerto?.
Había una ventanilla donde pregunté y...
¿Se encuentra usted bien?.
Pues no, sinceramente.
Pero la búsqueda no cesó.
Siguiendo instrucciones...
Me dejé guiar por mi intuición y seguí camino de “Departures”.
Ya no veía a nadie, ni leía carteles ni indicaciones...
Me dejaba guiar por mi espíritu.
-1-
Esto me suena.
Decidido tomé una ruta que era todo deseo. Deseo de llegar bien.
Pero ¿dónde había puesto mi billete?.
Miré en mi bolsito y nada.
En mis bolsillos y nada.
Dónde diablos.
Ahora recordé que había apoyado el billete en una repisa para apuntar en mi libreta el número de vuelo. Y sin duda lo había dejado.
Bueno, pues me cuelo. Era absurdo, pero entonces no me lo pareció. Sin maleta, sin billete...
Entonces lo vi con perfecta claridad.
Era un cartel azulado que decía: ¡Kiko, por aquí!.
Hacia allí me dirigí.
Largo pasillo.
Poca gente.
Entré en la sala anunciada con mi nombre y allí estaba mi maleta. Y mi billete volvió de nuevo a mis manos.
La Coruña.
Facturé.
Me puse a la cola.
Enseñé mi billete y pasé al interior del avión
Me acomodé y entonces...

Un encargado del aeropuerto me preguntó: “¿Se encuentra usted bien?”.
No, no estaba en el interior del avión sino apoyado en una papelera, sin billete, sin maleta y sin la más mínima esperanza de que mi situación se resolviera...Y había comenzado a soñar.




Paulitinamente10 de agosto de 2015

Más de Paulitinamente

Chat