El dialogo, el amor y la equidad, serán los senderos para construir la paz, esta privilegiada oportunidad, nos ha conferido nuestra historia, para empezar a tejer su delicada madeja, por ésto la patria, eternamente agradecida nos recordará.
Recuerda que
Colombia, o cualquier
otro rinconcito
de esta magna tierra,
Nuestra Colombia
son más que un color,
una azulada o rosada flor
de perfumado color,
o el velo que serpentea
con el viento del este al oeste,
del norte al sur,
oteando el Magdalena,
o los extensos valles
en donde aún, en los campos,
en los copos de sus árboles,
cantan sus exóticas aves,
y hacen fiestas en sus charcas
de cristalinas aguas,
las saltarinas ranas,
mientras de la celestial bóveda
su amarillo néctar se desgaja
sobre la fértil cosecha.
Colombia,
nuestra Colombia,
es la sangre que circula
con rabia,
con la fuerza
desaforada del amor,
que ante el dolor
se desprende,
con miles de sueños,
con dulce tesón,
por las venas y arterias,
ardiente, vehemente,
haciendo vibrar a su gente.
