Caminando entre tumbas.
¿Cuáles son los raigones que enraízan, qué brozas trepan
en esas pétreas inmundicias? Decírmelo vosotros,
hijos de una madre y un padre.
¿No podéis señalar ni predecir? vosotros sólo conocéis
un rimero de iconografías rasgadas, donde la luz bate estrellándose en sombras,
caminando entre tumbas, estoy, y, he hallado la mía,
en la que escrita; mi nombre y apellidos está,
además del tiempo por el que deambule por este absurdo lapso,
cincelado también absurdamente para recordar sólo un sumando,
hubiera preferido un minuendo en do menor,
para quien me quiera llorar, aunque quien lo haga, consuelo no tenga,
como el árbol muerto no cobija, ni la música de la cigarra no consuela
y al igual que la piedra seca no da agua rumorosa.
Sólo hay refugio debajo de esta lapida;
hay sombra bajo este mármol gris
ven a refugiarte bajo la sombra de este ataúd y de esta piedra perenne,
y te ilustraré en algo que no puede definirse,
ni con la sombra que te continúa en el derrotero del sol,
ni en la sombra que al atardecer sale a tu encuentro;
te enseñare el miedo de un puñado de polvo.
Eso es la vida, un puñado de polvo, sólo eso
y, nada más, absolutamente:
nada más[,,,]