LA ARDUA TAREA DEL SER
Es la vida un compendio de irrelevancias incoherentes,
como en la naturaleza, hay compendio de equinoccios desconocidos,
se rompen los doseles del río : los postremos jemes de los pecíolos
se estremecen y se agregan en la acuosa ribera. Mientras, el céfiro, los vientos
atraviesan, mansamente, la heredad sombría.
Las ninfas entonces emigran a otros lares, victimas del cambio,
hacia horizontes distintos, distintamente pintados, discurriendo plácidamente,
hasta que haber terminado otro cuadro en la naturaleza, es épico, suntuoso,
hermoso en sí mismo, la contemplación en la que todo se trasforma.
El río empuja botellas llenas de deseos, papeles escritos a pluma,
por seres errantes, afligidos en todo tipo de advenimientos,
dando testimonio a la ardua tarea del ser. Las ninfas siempre acaban marchando.
Y sus camaradas, los indolentes beneficiados de los monarcas[,,,]
Siempre dejan el lugar sin dejar sus direcciones.
Los que hemos cruzado la otra orilla sólo somos víctimas del lloro [,,,]
Huida hacia la nada, de los que el alma, sé quedo hace tiempo atrás del organismo.
la vida se consume, discurre como un cigarrillo,
y, como humo se eleva por encima de nuestros pensamientos agónicos.
Desde la otra orilla puedo oír los lamentos,
de las madres que perdieron a sus vástagos, las oigo.
como un estruendo desgarrador,
se oyen como matraqueos de huesos y risas descarnadas,
como hienas riéndose cuando roban una presa.
¿Martirologio? ¿Es la vida verdad? o sólo un sueño miserable.
Solamente aquellos que buscan sus cenizas, encontraran un sentido,
a esta absurda y ardua tarea del ser, del existir, del vivir, de la vida:
esa que hemos vivido y algún día perderemos.
Prosa armónica, rotunda y sonora, muestra de tu estar y tu temperamento, querido Pol.
Muchos abrazos
Lu