Todos los días alguien muere.
Hoy que se acaba la vida de un año, yo no he muerto, sigo en pie arrastrándome por la vida por sus miserables segundos, por sus maravillosos minutos, hoy he visto la vida y la muerte, quiero morir porque no quiero estar donde estoy y vivo con quien no quiero vivir, existo sólo consumiendo un aire que creo ya ajeno, un aire que me cuesta exhalar, que pesa dentro de mi vivo con la inercia de la distancia, me une a la vida un hilo de plata que bate otro corazón, lejos, muy lejos, tal vez demasiado lejos, solo mi estúpida esperanza agarra ese hilo con la fuerza del alma que me queda, pues tal vez sepa que es el último cabo de un bajel que como capitán y dueño de mi vida pilotare a derrota y al pario de la vela de mis sentimientos, no quiero irme sin pelear, sin batirme contra la mar que salada llaga mis heridas, pero cuyo dolor me mantiene vivo, vivo, sí, vivo, el dolor siempre cumple lo que promete y yo no sé por qué causa ni porque motivo quise vivir y que otros vivieran, los que se fueron en mi alma y la que amo en mi corazón.
Hay yazco, el converso en el lecho de muerte y así me voy renqueando del mundo, de la vida, dejando mis entrañas sobre una falsa creencia, la redención, por el miedo a la muerte a morir de miedo, a que no haya nada al otro lado, más aunque tanta es la tristeza de mi alma, puedo decir que he vivido la vida, la he saboreado, he gozado la vida cada segundo con la intensidad del primer segundo, si veo la cabeza de un alfiler veo ángeles danzado si veo agua manar de una fuente helada bebo, pues su recuerdo aunque fuera en un frío invierno, vive en mi como cuando eclosiona la primavera, veo una campo de trigo inmenso lleno de amapolas rojas, cuyos pétalos esgrimen un vestido precioso que retine mis retinas y vives en mi con la fuerza de un océano que bate con inigualable fuerza contra los acantilados de esta mi tal vez hermosa o miserable vida, todo depende del amor que el viento me hace llegar, de las montañas que tiene que atravesar de los ríos que me separan de ti, sí, de ti, mi amor, amor mío.
Tú me has hecho amar la vida, jamás te lo perdonaré.
Yo no debería estar aquí, debería haber partido hacia Casiopea, al valle donde nací, donde el miedo no existe porqué aunque camines infinitamente, allí no existe el final, el lugar donde nací, es la eternidad de mi destino, un vientre donde por siempre soy niño y juego y juego con mi molinillo de viento y mis aviones de papel&
No es mi intención disgustar a las personas, pero debo decir lo que pienso; porque lo que tengo dentro de mi mente siempre es más interesante que lo que ocurre fuera de ella, quizás piensen que soy un déspota un desalmado, y es que la vida que habita en mí, es la vida de todos los libros que existen, soy curioso, y he respondido a toda las peguntas que he tenido, sin engañarme, aunque eso me hiciera daño, soy pues libre por ello y si la verdad nos hace libres, libre soy y siempre digo lo que siento, que no lo que pienso, pues yo soy corazón, alma, es por eso que sufro, he sufrido y hasta el fin sufriré, y es que aquellos que dicen lo sienten son dañinos contra la peste de las mentiras y los agravios de la razón.
Luchar contra mentecatos, eso es el resumen de mi vida, he muerto por pelear y ahora que desfallezco, nace la verdad del converso sobre el lecho de muerte, no sé hacer nada a medias, siempre fue un libertino, siempre apurando la botella y lanzándola contra el mundo si me mostraban a Jesucristo en su agonía me subía a la cruz y le quitaba los clavos para clavarlos conmigo mismo, ahora me he ganado mi propia crucifixión pero no me arrepiento, nací para amar, para quitar el sufrimiento a los que sufren, nací para el dolor y a él me dirijo, antes sin miedo ahora con él.
Los hombres se enamoran tres veces. Primera: amas a tu primer amor de la niñez, es el amor puro. Segunda: a la que te esposa, con quien pierdes la vida siguiendo designios que obligados por una sociedad que a modo de viento te empuja a seguir el convencionalismo. Tercera: es la mujer que debiste amar siempre y ella te acompaña al lecho de muerte y muere contigo aunque su corazón lata.
Sólo al final hayas la verdad, pero no es suficiente, nada en esta vida lo es, la vida se escapa aunque te aferres fuerte con tus manos a ella,el final de un año es final de un tiempo, todos los días alguien muere.