Verbo de amor
Amor que me esperas, el romero en flor, inunda el alma
Allá en los páramos donde la lejanía pierde el trasiego;
La cosecha pertinaz resalta la cerrazón
El lapso huero circunda el céfiro de la resurrección
Igual que la péndola tatúa, el significado vano.
Sobre las tendidas ancoras, la remembranza del tamo
Aguarda la brisa caliente que deshiele mi corazón.
Dame tu sol de otoño, el armisticio merecido
Sabes tu destino, que he navegado entre mares de cristales rotos
Y he sufrido el hambre del alma desgarrada y la certeza, de la incertidumbre
He sangrado en el campo de batalla, y la sangre seca, aun brilla en su destello
Nunca di una causa por perdida, ni abandoné un corazón roto.
¿Desdén, vas a perjurar mi deseo? ¿Moriré acaso en la espera?
Nada dejo a la venganza, ni siquiera consejo
Despojaré mi jubón, y el morral de recuerdos, en el camino
Subiré al peñasco para otear el horizonte, y dejaré atrás, aquello que fui.
Busco la paz en las gélidas aguas del vacío,
Busco veleidad en las horas perdidas
En los sacrosantos despeñaderos de las esperanzas creadas,
Cuando despunte le sol y la hora de la chicharra,
Para que su sonido me haga compañía, pues abandone todo detrás de mí
Construiré un cometa, que engulla los vientos esperanzados,
Y que me consuele, cuando la noche caiga, y no sea posible volar.
Seré lo que quieras sea,
Penar o sonreír en los pasos perdidos,
Con satisfacción y con burla, persiguiendo mi quimera,
Sumando concatenaciones inverosímiles.
En el dolor, en la enajenación, en el juicio y el recogimiento.
Pido ver la luz.
Pido ver la paz.
Vivo enervado de mi proporcionada sustancia y de las que han de existir.
Cuando la lluvia y el viento despejen el horizonte, imploro volver a la vida
Haz que vuele de nuevo.
Verbo de amor.
Hacia ese mañana que anhelo.
"Siempre escribo al amor, ese gran desconocido
Precioso amigo mío
Dulces sueños