Ella lo alimenta con cáscaras de frutas y verduras. Ella lo alimenta con cáscaras de queso, con la grasa y los huesos de la carne y del pollo. Ella lo alimenta con cáscaras de huevo, con comida podrida, con toallas higiénicas usadas. Ella lo alimenta con bolsas plásticas, envases de poliestireno, botellas y diarios.
Al final de la semana aún le cabe más y ella se siente infeliz por no satisfacerlo. Va a las tiendas del centro y vuelve con nuevas cajas y bolsas, etiquetas y cordeles, papeles y cáscaras, grasa y huesos incluidos en lo que ha comprado. Todo sea por tener un tarro de la basura contento.
Genial. Los objetos toman vida...