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Mi Amiga es El Emule

Mi psicóloga me dijo un día que sería bueno que volviese a escribir. Bueno, me dije, quizás tenga razón. Al fin y al cabo esta mujer ha estudiado una carrera. No creo que regalen los títulos en la facultad de psicología. Si no habría más psicólogos que gente loca y se les acabaría el negocio. A las clínicas de salud mental, quiero decir. Aunque, si me paro a pensarlo un poco, en Cádiz hay más bares que borrachos, y sigue habiendo negocio para la hostelería. Así que supongo que por esa misma regla de tres seguirá habiendo clínicas, aunque los locos no salgamos a la calle en legiones.
"Bueno, pero tú no estás loco."
Esta es la voz que a veces suena en mi cabeza. La que escribe entre comillas. No os la he presentado. Es la misma que me debería dar consejos para que no me meta en líos, y no haga o diga cosas de las que luego tenga que arrepentirme. Mi voz en off, como a mí me gusta llamarla. Supongo que debe salir desde muy adentro de mi conciencia, tampoco es que sea algo tan raro, ¿o no? Porque los escritores (muy pretencioso por mi parte considerarme escritor) en sus relatos hacen eso del monólogo interior de sus personajes. Para que el lector pueda entender y empatizar con ellos. Pero en mi caso no son monólogos, son diálogos. Así de loco estoy.
"Que no estás loco."
Ya.
"Te lo dijo la psicóloga la última vez que fuiste."
Gracias por recordármelo.
En fin, para que os vayáis familiarizando. No es que tenga un problema de personalidad múltiple, o esquizofrenia. O que me hable Dios o el diablo, no es eso. Porque eso sería bastante aterrador, ¿verdad? Digamos que mi yo interior y mi yo exterior no nos ponemos siempre de acuerdo, así de simple.
¿Por dónde iba? Ah, os quería contar el motivo de por qué he empezado a ir a terapia. Un incidente relacionado con el estrés laboral…
"Y un problema de depresión."
Lo estoy contando yo.
"Vale."
… Pues eso: estrés y depresión. Que supongo que las dos cosas como que van cogidas de la mano. No sé si la depresión estaba ahí y se le ha sumado el estrés, o si por el contrario la situación estresante que sufro en el trabajo ha hecho que me deprima. (Chúpate esa, Freud)
"Pregúntaselo a la psicóloga en la próxima consulta y así sales de dudas."
Gracias, lo haré.
A cincuenta pavos la hora como para no preguntárselo, la verdad. Que yo hago números, y haciendo una estimación (por lo bajo) de la cantidad de gente desquiciada que pulula por Cádiz, me sale que mi psicóloga pasa sus vacaciones donde lo hacen Cristiano Ronaldo y el propio Messi, por lo menos. Pero bueno, me está ayudando, la verdad. Porque uno tiene a los amigos, para contarle los problemas, pero los amigos bastante tienen ya con lo suyo como para también tener que estar escuchando tus tonterías. Así, de gratis. No sería nada justo. Mejor buscar ayuda profesional.
"Pero los amigos están para eso."
No creo que en la vida real las cosas funcionen como en Strangers Things. Que a los colegas los llamas para que te ayuden a luchar contra el Demogorgon y, luego ya, si eso, cuando les haga falta, tú les devuelves el favor ayudándoles con la mudanza.
Estamos en paz, hermano.
Yo soy de la opinión de que, si realmente eres un buen amigo, casi mejor los avisas de vez en cuando para tomarte una cerveza con ellos.
"Sí, una Cruzcampo…"
Cruzcampo no es cerveza.
"Pretendía ser sarcástico."
Ya, pues yo no.
Luego mi yo prosigue:
"En los malos momentos es cuando de verdad sabes quiénes son realmente tus amigos. Para los buenos, cualquiera vale."
Prefiero avisarles para echar unas risas, recordando los viejos tiempos.
"Además, hoy por ti y mañana por mí."
Te agradecería que dejases de interrumpirme.
Silencio.
Gracias.
Aunque, en cierto modo, mi yo tiene algo de razón. He de reconocerlo. Por ejemplo, tengo una amiga que cada vez que quedo con ella me remienda el alma. Tendríais que verla.
"¿Es guapa?"
Sabes muy bien que sí.
Os la describiría para que os hicierais una idea, pero como soy un mojonazo de escritor y se me da como el culo el rollo ese de describir (paisajes o personas) mejor digo una frase ambigua para que cada uno se forme una imagen mental de ella y así me ahorro el trabajo. Digamos que duele mirarla. Pero dolor, dolor. Dolor físico. Como una bofetada con la mano abierta en toda la jeta.
"Guapa de bofetada, vamos."
Sí, algo así.
¿Os hacéis a la idea, verdad? Pues como os decía, esta amiga mía tiene la facultad de arreglar todos mis problemas mentales en el rato de tomarte un café con ella.
"Como si fuese maga."
Sí, ya, una elfa de nivel diez. (Los frikis saben de lo que hablo)
En parte creo que su magia radica en su mirada. Tiene unos ojos que te hipnotizan. Hace nueve años que la conozco y todavía no sé de qué color los tiene, ¿os lo podéis creer? Es como que la miras directamente y entras en un estado de catalepsia que luego ya no recuerdas nada. Y los segundos parecen minutos y las horas parecen días y los días parecen años. Porque, bueno, el tiempo corre más que Usain Bolt y Karl Lewis, en una carrera de relevos, cuando estás a su lado. Es como que te lanza un hechizo. Que yo me imagino a un chico saliendo con ella una semana y teniendo la sensación de que se le ha ido la vida.
Te veo más viejo, Javi.
¿Tú crees?
Oh, sí.
Pero que le quiten lo bailado, al colega. No todo el mundo puede presumir de haber intentado subir al Everest. Aunque luego te despeñases, bajando rodando por la ladera. Qué se le va a hacer. A veces una semana te da experiencias que duran ya una vida. Vete a saber.
Nunca me miras a la cara, me dijo el otro día mi amiga.
Ya, tronca, si lees esto ahora sabes por qué.
El caso es que cuando charlamos me queda como la sensación de que le estoy regalando el dinero a mi psicóloga. Porque, bueno, con una amiga así quién necesita una loquera. Es como el que se compraba un disco de música cuando tenías ya el emule.
"El emule está un poquito antiguo."
¿Ya no existe el emule?
"No."
¿Y el Messenger tampoco?
"Oh, no."
Mierda, eso explicaría muchas cosas. Como el cachondeito que siempre se traen conmigo Manu y Miguel, cuando saco mi transistor para escuchar el partido del Cádiz los domingos que voy al Carranza para verlo jugar. No sé qué rollo de que soy analógico, dicen. O que siga oyendo la misma música que escuchaba hace veinte años. Aquella que me descargué en Internet, con el módem de 56k. A veces pienso que todavía vivo en el siglo veinte. Y, admitámoslo, era un siglo mucho mejor. ¿O no?
"Pregúntale a los que estaban por aquí entre 1936 y 1939 y algunos años más que les siguieron."
Bueno, a lo mejor no todo el siglo veinte. Pero sí los años ochenta y noventa.
"Ya, vale, ésos sí."
En fin. Que yo quería contaros lo de por qué voy al psicólogo y he terminado hablándoos de mi amiga estupenda. Siempre me ocurre que termino yéndome por las ramas. Casi que ya otro día os lo termino de contar, lo del tratamiento psicológico. Aunque seguro que acabo explicando lo de mi peluquero colombiano.
Y el rollo ese de plata o plomo.

Primopep04 de enero de 2023

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