Cuando te conozca,
te diré que mi soledad siempre
estuvo acompañada de tu silueta
y que tu rostro no ha sido tan bello
como lo será en la realidad escueta.
Te contaré que has estado
presente siempre en tu ausencia,
que en mi mente he dibujado
tu sonrisa y tu ufana adolescencia.
Te mostraré los días de pasión
que he guardado para ti
y el sitio que te he dejado
para momentos de rebelión.
Dejaré de lado mis tiempos de cabrón
y que me juzgue el corazón
o el que nunca ha sido osado.
No podré pincelar los tintes
que ha dejado la indecencia,
aunque la dura indiferencia
se me imponga cual esfinge.
Narraré los tiempos en que el Hombre
llora balas,
dejando de lado
amores, risas y muchas palas
Te diré que apesta el olor a modernidad
y que me invade a diario
el perfume de la humildad.
Hablaremos a menudo de mis caprichos
y de mis ansias.
De tu caudal de amores,
de nuevas dichas
de mi ignorancia.