Ser normal es sencillo, no requiere esfuerzo... basta ser uno más del montón...
Ser normal es ser un maldito número en el papel de las encuestas... y festejarlo.
Ser normal es ser una isla... cómoda, segura, impenetrable, única... una isla conviviendo en un mar de islas en el mar de muchas islas...
Despertarse con la misma alarma, caminar las mismas calles, sentarse del mismo lado de la mesa, sonreírle a las mismas personas, gastando las mismas palabras, las mismas mentiras, los mismos chistes, los mismos silencios...
Respetar el minutero del día a día, seguir al pie de la letra los hilos de tu rutina... mirar la hora, mirar tu teléfono móvil, mirar por la ventanilla y verse en otro lugar... mirar hacia adelante, mirar hacia atrás, mirarse uno y no encontrar la diferencia de donde se está parado...
Debe ser por eso que los sueños nos desestructuran y nos dejan pensando el resto del día... son irrespetuosos, escandalosos, atemporales, no siguen argumentos ni justificaciones, no andan cazando porqués... y quizás esa sea su función eterna...
¿Normal?, ¿Porqué alguien querría ser normal?, ¿Qué nos atrae?, ¿Cuántos lo son?, ¿Cuántos fueron?, ¿Cuántos han vuelto a serlo?, ¿Cuántos han dejado de serlo?, ¿Y los locos?, ¿Qué hay de los locos?...
¿Locos? Algunos se jactan de serlo, otros juran haberlo sido, pero cuando vemos a uno real, al que armó su balsa y se fue a naufragar, lo señalamos, lo apedreamos y corremos a refugiarnos a nuestras islas, porque en ese molde maltrecho tan parecido al sueño... vemos lo que no podemos ser... o queremos ser... por lo que nos asusta el reflejo que podría carcomer la piel que nos impide serlo...
Tal vez esta es mi despedida, seguir escribiendo me parece tan normal, tan hermoso que se ha vuelto mi isla.. y hoy es como que tengo ganas de nadar...
ram
