Escribo garabatos que van tomando forma de a poco y que por esas cosas raras de la vida suelo entenderlas meses después de haberlas plasmado... hasta que de repente un día, ella llega con su exquisita locura y deja graffiteado un simple y precioso: "Ya no escribo, soy feliz".
No hicieron falta meses para entenderlo, mis sentidos lo procesaron al instante, se colapsaron, se conmovieron, se contagiaron de su estado y se cruzaron de brazos para una huelga de tiempo indefinido, pues ya no se puede agregar nada más, ¿Cómo hacerlo?, no hay forma, no se debe, no se quiere.
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Tal vez en una eternidad no muy lejana me atreva a escribir de nuevo...
...rápido, antes de que la felicidad me sorprenda...