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Dejarse Comer O No...

Ella... no era espontánea. Ni hablar. No podía tomar una decisión sin haber deambulado lo suficiente por todas las posibilidades que podían desencadenar el dar ese paso. No, la sensación de inseguridad le abrumaba, le agobiaba, le devoraba. Y lo que menos quería era creer que se dejaba comer.
Tampoco era impulsiva, y las pocas veces en las que así se comportaba, era porque apenas había consecuencias que pudiesen dar inesperados giros (aunque realmente nunca se sabe...).
Le gustaba perderse en las palabras, dar vueltas pese a que sabía dónde estaba la salida. No sólo se tragaba algunas a veces, también las digería demasiado...
No le gustaba jugar a la lotería, por eso nunca le gustó todo aquello en lo que el azar tuviera algo que ver, había perdido tantas veces, que se negaba a intentarlo una más.
Así se perdía muchas cosas, le decían... Así, jamás sería feliz, le decían... Así, sin arriesgar, jamás ganaría, le decían... pero ella no tenía esa sensación. Ella era así. Por muchas razones, se comportaba así, ella y sólo ella, había decidido ser así. Porque en cada momento se sentía libre, o al menos quería sentirse libre, de poder decidir qué hacer, de si ser espontánea o no, de si arriesgar o no, de si reflexionar o no, de si dejarse comer o no.
Raquelc12 de julio de 2018

1 Comentarios

  • Clopezn

    Desde luego importante: ser una misma, tener criterio, decidir y equivocarse una misma valorando la mano de cartas que a veces te da la vida sin buscarlas. Toda posible caída no es sino un impulso hacia adelante. Buena reflexión.Un saludo cordial.

    13/07/18 12:07

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