Si quieres hacerme daño, lanzame una piedra, clavame una aguja o simplemente dame un golpe, si quieres apartarme de tu vida, dilo directamente y no te escondas tras un aire de normalidad que poco a poco siembra una distancia conveniente pero destinada a apartarme de tu rutina.
Si quieres abrazar la comodidad de cuidar exclusivamente lo que te rodea en lugar de hacer un esfuerzo para no perder una amistad que aunque antigua y ahora lejana, necesita al menos un gesto de cariño para seguir creciendo fuerte, hazlo pero no lo adornes de excusas vanas, de palabras suaves que primero calman el alma para romper poco después el corazón que confio en ellas.
Si quieres arrinconarme en el olvido, hazlo pero no mientas contándome que todavía pinto algo en tu mundo, solamente dilo y olvidame, la tristeza ya la llevo conmigo, porque lo que parecía que era mutuo, solo a uno le importó y no fue a tí, no fuiste tú quien siempre te buscó recordando tiempos en los que estuvimos más unidos, si quieres perder todo eso, hazlo pero no cuentes conmigo para hacerme el dormido mientras pasa, si quieres vete pero cuando pase el tiempo y un dia de pronto recuerdes que existo, no esperes que siga siendo tu fiel amigo.
Rasek:
"Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde".
Muchas amistades se pierden por la desidia de una de las partes y tú lo has plasmado muy bien en este escrito que parece un caso personal.
Me gusto.
Serge.