En el cauce del río, donde las aguas del arroyo desembocan , lentas,
cubiertas por hojas, presagian un otoño benevolente; la fuerza
y el coraje del viento, levanta una inusitada marea.
Virginal es el cielo , tan celeste, tan relajante que pareciese estar
en los dominios del Creador.
Presiento una declaración tan poética y metafísica, que en el interior se torna
felicidad; dispersada toda amargura , el ser queda a merced de una simple
sonrisa que mi vida me da.
Como un verso en una enciclopedia , navego en amor y sus dilemas, desenredo
el sufrir, el delirio melancólico y sentada en las escalinatas me olvido de mi,
del engañoso olvido y recalco la dulce voluntad de seguir siendo feliz.
Nuestras bocas abarrotadas de nostalgias callan, en la eternidad de ese instante
insondable,,, protegidos del interior por una máscara de invisibilidad.
Pleno y angelado.
¡Felicidades!