Extravagancias cotidianas, escritos, y soñares hacían su
vida un poco más leve de lo habitual.
Torbellinos de perfumeres se afianzaban por entrar a la fuerza
en su interior, germinaba en su mente y en su patético existir,
una idea pensamiento único, que se repetía en el deambular del día.
En la simetría de sus recuerdos más profundos , comenzaba a apaciguarse
las manos temblorosas y los dedos heridos por la furia.
Desnudez de una silueta blanca, que se consolaba con el camino donde le llevara
la memoria cibreante entre la realidad y el sueño.
Buscaba alivio a tanta nada, la nada lo inundaba , lo confundía, apaciguada ya con un
paladar amargo, la nada a la espera de la flagelacion, palidecía, se hacía pequeña
tanto!, que llegó a ser Algo, ya la nada dejó de existir, y ese Algo
que comenzó a vivir en ello, se hizo tan grande , que llegó a ser Vida.