Aquella lancha, más que correr, volaba, tanto que apenas tocaba el agua al pasar.
De vértigo era la velocidad, sus tripulantes, dos, se lo pasaban de locura!!!.
De acá para allá, sin respiro, cruzaba el mar de punta a punta, hasta el embarcadero, y otra vez a la playa, desde allí los bañistas, los veían atónitos, asombrosa mirada de los niños, se respiraba alegría, frescura.
Al tanto, hubo allá a lo lejos, un zumbido, un enorme ruido, que hizo que todos en la playa mirasen a lo lejos, se preguntaban, que pasó?.
Allá, no se veía nada, la mar en calma, y la lancha con alegre marcha, nunca más se vio.
Tremendo final para un relato que parecía en su principio
un Alo de felicidad,la imprudencia que aveces trae la vida
se termina pagando.Buen texto con tu toque de misterio.
Saludos con toda el alma.
