VAGABUNDA
Distraida por las abarrotadas calles del ensueño, vagabundeaba
una soñadora de ideales, tan inimaginables, que la testa tenía cercenada
por un gigante de grandes y poderosas señales.
Primer recuerdo asciende por las ventanas de mi cuerpo con la blandura de sus
savias palabras, donde se entremezclan letras esparcidas por mi recuerdo
y con disfrute de mi intelecto delator, como algodones de una nube solitaria.
Cubiertas de figuras adornadas, abarrotan las tibiezas de los hábitos y derraman
complicidad y delicadeza.
Cadenas poderosas son su canto lleno de placer y libertad que le afloran con tal
naturalidad que no se reflejaría en ningún espejo, pues la naturalidad de su quehacer es Vida.
Guardo en mí, deliciosos goces de lecturas con etiquetas de
mosaicos con recuerdos; un caballo lincoyan, trotaba salvaje,
un joven delicado cual principe, acariciaba sus crines, llegando
con sus paciencia a domar a tan bello corcel.
La energía desbordante y la eternidad de ese instante insondable
hace que el encuentro con su voz sea trozos de una vida sin ornamentos
solo palpitaciones de un escribir sobresaltado por el amor y pasión.
Vagabunda de la vida escribo en días anodinos, grises y
lluviosos.