Eternamente rota
La (ll)amada del silencio
El mundo onírico
Fluctuaba entre los laberintos
De una conciencia oxidada
Un paraíso de invierno
Se tambaleaba
En mi templo de cuestiones
Nos separaba el vacío más inexpugnable
El de dos pares de ojos que se miran a diario
Pero no sé observan de nuevo
El tiempo no mata
Ni las pasiones ni el deseo
Al amor lo mata aquello que fuimos
Pero que ya no seremos
Como buena historia en decadencia
Concluye con un verso a medias
Como los besos o los te quiero
Yo también te haré una promesa vacía
Te escribiré de nuevo
Muy bueno Reid, me encanta.
Un saludo!