Aquellos ojos tristes,
que en mi alma posan,
mirada hipnotizante,
penetran con su magia,
liberan mis tormentos.
Transforman mis torpezas,
alumbran mi camino,
dan tranquilidad, a
mi sufrimiento frío.
Estos ojos de acero,
con un amor sincero,
quiero guardarlos,
darles calor,
Amor eterno.
Mira que se me escapan,
dejando mi compañía,
cual témpano de hielo,
la vida es fría.
Verlos por ultima vez,
es mi deseo,
que estén felices,
sin lágrimas,
sin llanto eterno.
Precioso, Ricardo, me ha encantado, aunque no me gustan las cosas que acaban mal tu poema conmueve el corazón, enhorabuena.