El Anciano
Qué bello y mustio conocer a un extraño:
Se lamentaba en una banca del parque un desolado anciano:
qué dulce y amargo cual pasión en llanto.
No hay ciencia, es tan burdo, pero es lo que siento.
Qué hermoso y qué triste desconocer a quien amo,
Historias me sobran, hay momentos eternos,
Sólo faltan los recuerdos.
Tan puro y desnudo al aire este sentimiento
Grabado en mi cuerpo, grabado en mi alma, en mi corazón,
Grabado en quien soy.
Siempre en cada alba renazco y me pierdo,
Después del ocaso han pasado mil horas y aún no despierto;
Bajo un rojo cielo llueve y me lamento.
Cada noche en mi mundo la encuentro,
Y al amanecer ella es no más que un sueño.
Busco su mirada, pero no la veo.
En un grito ahogado pregunto al cielo:
¡¿Quién eres mujer sin rostro?!
¡¿Quién eres?! Yo te conozco.
Espero una respuesta que no advierto cuando llega,
Por haber olvidado buscar más allá de su belleza;
Lo que añoro, lo que mi corazón más ama,
No es su cuerpo, ni sus labios, ni sus besos,
Es lo que guarda en el alma:
Infinitos diamantes vestidos de sentimientos,
Incontables estrellas iluminando mi cielo,
Un eterno rio cristalino y etéreo.
Oh! Que bellas palabras declamaba el anciano,
Oh! Cuan hermosa y valiosa poesía.
Hipnotizado por sus versos me acerqué tan ingenuo.
Rescatarle de su cárcel de soledad pretendía.
no se hastíe de la vida:
Me atreví a aconsejarle.
Sorprendido aquél sabio, respondió airado:
¡¿de la vida que sabes?! Joven navegante,
Y del amor que es un misterio,
¡Debes de saber aún menos!
Exclamé ante su enfado:
El corazón nunca entiende,
Y el amor nunca se explica,
El corazón sólo siente,
Y el amor definición no necesita.
Después de unos momentos,
Perdido en un par de versos,
Me escuchó ante el silencio:
¡oh! Cuán sentida es su historia,
Bellamente sufrida;
Única sin semejanza alguna,
Con sinfín de hondas heridas.
Duele sólo de escucharla,
No hay poeta que la escriba de la nada;
Sólo quien la viviera en dolor propio podría contarla.
Callé por un instante,
Sólo se sentía la nada,
Proseguí ante su voz cesante:
difícil es aceptar que el tiempo es egoísta,
No se detiene por nadie,
El sólo pasa y pasa.
Con el crecer de los años,
La juventud del cuerpo arrebata,
Pero dentro siempre se es joven:
Eternamente en el alma.
No confíe ya en su cuerpo,
Desconfíe de su vista y de sus manos,
De perfumes y melodías,
Del sabor que recuerda de sus labios.
Olvídese de que es hombre,
Y en una caja abandonada en el rincón,
Guarde eternamente sus sentidos,
Dentro también deje el dolor.
Sienta y viva con el corazón,
Y reencontrará el amor.
El anciano estaba cuan hielo,
Con la seriedad en su ceño.
La cruel experiencia en su rostro engañaba,
Porque en su faz hallé un destello,
Algo que en su mirada brillaba.
Sus pupilas se quebrantaron,
Regando piedras preciosas,
Y cuando el fondo tocaron,
Se volvieron mil auroras.
Con suave y débil voz,
Escribieron sus labios al aire:
gracias le digo a dios,
Por traerme hoy un ángel.
Te agradezco el gesto buen mozo,
Me has traído alegría,
Con tus palabras, con todo;
Me has llenado de confianza,
Me has llenado de esperanza.
Su sonrisa decía todo,
Aun más que sus palabras,
Y sin dudar un solo paso,
Se alejó de vuelta a casa.
Triste noticia temprana,
Encontré al amanecer:
El anciano había muerto.
Triste pero alegraba,
Para él era nacer;
Atravesó aquella puerta,
Que lleva hacia la calma.
Sin temores y en paz,
Fue en busca de su amada.
-
Norah
No confíe ya en su cuerpo,
Desconfíe de su vista y de sus manos,Sin temores y en paz,
Fue en busca de su amada , me ha gustado.Cariños.
25/02/11 02:02
-
Norah
No confíe ya en su cuerpo,
Desconfíe de su vista y de sus manos,Sin temores y en paz,
Fue en busca de su amada , me ha gustado.Cariños.
25/02/11 02:02
-
Norah
Qué bello y mustio conocer a un extraño: en verdad esperaba una respuesta, es solo tema de educación.
25/02/11 07:02
-
Ricardoperez
gracias norah por tus comentarios
solo ke no entendi el ultimo XD
26/02/11 05:02
-
Ricardoperez
xfavor dejen sus comentarios
si les ha gustado o no, qué les ha parecido,solo critica constructiva. XD
26/02/11 05:02
