Y por fin tendrás corazón. Pues lo dudo. Son muchos años ya siendo piedra. De las grises. De las que no son bonitas. Te juro que puedes, y que lo tendrás. Te aseguro yo que lo tendrás. Te lo prometo, de todo corazón. Que no. Cómo se podría querer a una piedra? Pues se puede. Nadie amaría a una piedra. Yo si te amaría. Anda ya, no digas tonterías. Mira, llevo chocándome contigo toda mi vida. Rompiendo contra ti. Para que tú ahora vengas a decirme si puedo o no amarte. Eres una ola muy tonta. Y muy saladita. Y muy fresquita. Y a mí... bueno, a mí me encanta el azul. ¿Ves? Tú también podías amar. Sólo tenías que fijarte en quién no paraba de chocarse contigo.