Muerte Del Viejo Himno
28 de marzo de 2018
por roluma
La habitación proporciona una obscuridad tan profunda que desorienta a los sentidos.
No poseo conciencia ni control sobre tiempos o espacios.
Mi cuerpo extendido obedece ciegamente a la voluntad de la quietud.
Siento la vida correr en forma de río.
Las lágrimas que lloro, son mi única verdad.
Las sienes, con débil pulso de tambor, se empeñan en acabar con un silencio cuasi doloroso.
El estado vegetativo que ocasiona este miedo advenedizo, es ahora mi amo.
Inesperadamente, tímidas pero certeras caricias, irrumpen rozando y erizando mi piel.
Abrazos envolventes revolucionan mi química.
La proximidad de otro cuerpo acrecienta la temperatura.
Cede el rigor, mi volumen se acurruca en placentera postura fetal.
Las yemas de hábiles dedos secan mis lágrimas.
Húmedos labios besan la sal en mis mejillas.
Esta vez la quietud total se me revela sumamente dulce.
Adormezco.
El aroma a sándalo y palo santo me reaniman.
La abstracta figura, que blanca resplandece, sentada a la claridad metálica de la ventana
entreabierta; no necesita rostro.
Su voz pausada, suave, me atrapa e invita a recorrer lugares apacibles y serenos dentro de mí. Suena
el cuenco.
Un té exquisito humea finamente.
Te acercas desnuda, envuelta entre vahos de flores y citrus frescos
Se desgajan, una a una, mustias estrofas del viejo himno a la soledad.
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Se siente, se experimenta, se vive. Exquisito.
Felicitaciones
Lu