Resurgí de mis cenizas por el calor de su fuego, quemándome completamente con su mirada.
Sus manos sobre mi piel parecen brasas, y con él no me importa ni me duele quemarme.
La conexión de nuestras miradas hace que podamos ver chispas entre nosotros.
Resurgí como un fénix y acabé quemándome por el calor de su fuego.
Un amor con mucha vitalidad. Un amor fuerte sin duda. Saludos .
Luisjo