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Matilde En El Ocaso. Parte I. Introducción.


A menudo subo cada tarde al techo de mi casa para ver el atardecer. La vista desde arriba es impresionante: el ocaso ilumina a los árboles, los tejados de las casas, las calles y todo el valle de un “dorado Solar”.
Por un instante entre el clásico cantar de los pájaros y la fresca brisa uno se olvida del mundo en general y de todos sus problemas. Aquel mágico lugar se vuelve como un pedacito de cielo arrancado del paraíso. Y el tiempo se convierte en un momento que el mismo tiempo parece tan eterno y tan corto, para al fin terminar cuando el sol se oculta tras el horizonte.

Y Aquí vengo casi todos los días a Huir del mundo. Y no hablo del mundo por el mundo refiriendo a sus ecosistemas, me refiero a la gente, a las personas, a su egoísmo, su ambición sus traiciones sus mentiras y todo lo que malo que representan. Porque fue el mundo mismo que me obligo a apartarme de sí.

Con el tiempo he observado la hipocresía de la gente, dicen que ser alguien que no son, buscan tu confianza y cuando tú se las das, te apuñalan por la espalda olvidando todo lo que asiste y sacrificaste por su causa. No les importa el pasado, parece que lo que das sean bienes materiales, comida u apoyo; se vuelve una ofensa que necesitan Vengar. Aun no entiendo porque hacen eso. ¿En verdad es tan malo dar algo de corazón? Parece que sí. No sé si toda la gente es así, pero la mayoría (por lo menos en mi caso) lo es. Y el mendigo de la calle que pide dinero ¿también te odia por unas moneditas que le des? También opino que sí. Luego cuando te das vuelta después de darle lo que tienes en tu bolsillo susurran diciendo: Como si fuera esto todo lo que tienen. No se atreven a pensar que quizá y es así, y todo lo que tienes en el bolsillo es la mitad del dinero que te queda para el resto del Día.
El hombre es maldad por innata naturaleza, si alguien ayudara al mendigo de corazón hasta que saliera adelante, ¿ustedes creen que estaría conforme con lo que tiene? Yo digo que No, la ambición por tener más dinero lo llevaría a estafar y robar a los demás con tal de conseguir cada vez más. Se aferrarían tanto a él que si por algún azar del destino tu calleras en la pobreza y él se volviera rico ni siquiera te aventaría una monedita si tú le pidieras Limosna. Que se las rasque como pueda así como yo lo hice antes, diría para sí. Al final se crea un círculo vicioso imposible de terminar.

Entonces dar apoyo a alguien solo por darlo es malo. Las pocas personas que no me han no traicionado son porque nos mantenemos al margen, si yo les pido un favor se los pago con un favor, y si les pido dinero prestado se los pago con creces. Sin darme cuenta he entendido que así, tanto la amistad como el amor, duran más.

¿Entonces de quien es la culpa de tanta maldad, de las circunstancias o de las personas? Eso aun no lo puedo responder, pero mientras tanto seguiré pensando que El corazón humano es Maldad pura y que en ellos no habita el amor. Por tanto El mal no existe como tal, y aun así tiene rostro y un nombre, vive en cada uno de nosotros. La maldad se llama Pedro o Paco; tiene la forma de Lucia tu vecina o el rosto de Matilde, Tu prima. ¡MATILDE¡ Que horrible Nombre. Como el nombre de la mujer que me traiciono.

Bueno. Ya tendré otra ocasión y otro ocaso para contarles de Matilde.
Rychardbouvier06 de marzo de 2012

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