Desperté, molesto por el alba que se asomaba en la ventana,
o, tal vez, mi molestia era porque tu no estabas.
Mi enojo creció con el sonido de la persiana,
aquel, que con la magia de tu voz, estrechabas.
Sentí unos suaves pasos de mujer, que se acercaban al cuarto,
pero la mujer no era tu y ese cuarto no era mío.
La verdad, que ya no se de que cama me levanto,
ni tampoco se porque me río.
Cansado del olor de aquellos viejos hoteles
y de los colchones duros como cemento.
Sobreviviendo de aquellas noches largas,
que te alargan el día y también el arrepentimiento.
Es uno de esos días que uno lamenta de haberse levantado,
cuando el espejo te muestra un rostro despabilado
y un corazón, que se ha desfigurado
porque tu cuerpo no esta a mi lado.
Me alegro mucho de encontrarte de nuevo.
Ya sabes que te estaba echando en falta.
Felicidades por tu publicación.
Procura leer mucha poesía y publicando y así verás cómo poco a poco te superas.
Un abrazo