TusTextos

Del Perro a Su Dueño

Hoy estas extraño, no me has tirado la comida al suelo, no me has maltratado, tus gritos no se han escuchado por el alrededor, por el triste y cotidiano alrededor, siempre de gris, siempre igual a como estaba ayer.
Esta vez nadie te oyó gritar, estabas silencioso y tus ojos furiosos no dejaste ver, ¿estabas mirando en realidad? ¿Estabas ahí?
Pasaste frente a nosotros como siempre, nos sirvieron la comida, nos miraste un instante de la lejanía, y nosotros esperamos pacientes a que vinieras a reprocharnos, ha molestarnos sin poderte gruñir, este día no nos votaste la comida, no nos diste vuelta el plato de agua sin sabor, hoy has desaparecido de aquí, has sido como un fantasma, ahí, sabíamos que estabas ahí, pero no estabas como ayer.
Dueño de nosotros, amo y jefe de este lugar, hoy has desaparecido repentino, nos miras desde la lejanía, nos observas sin atención, tus ojos son vacíos, nada son contra el ayer, son ojos de un muerto, de alguien que es constantemente perseguido por la muerte, que dobla la esquina sin saber si ya murió, que cruza una calle esperando que el auto que viene no se detenga, alguien que ha perdido esperanzas sobre un adiós, alguien que no tiene nada mas que hacer que morir.
Dueño, ¿qué ha sido de ti?
Constantemente fui explotado por ti, y hoy, nos has dejado descansar, ¿ es ese tu premio por tu marchar?
Desde siempre he sido tu empleado en esta oficina gris, de paredes cuadradas, oficinas cúbicas, computadores blancos con fondos negros, llenos de papeles pequeños con notas anónimas que hay que saber cumplí, de floreros marchitos, flores que llegaron en una época dorada, que ya están muertas y nadie las recuerda, por eso siguen ahí, muriendo cada vez más.
Desde siempre he sido tu empleado en este frío lugar...y hoy, nos has dejado marchar, tras la ventana te puedo ver marchar con un grupo de agentes formales, gente cuadrada con ternos negros, y lentes de sol, corbatas doradas, y camisas de gris, te han llevado, y alguien ha llegado a este décimo piso del edificio mas pequeño de la ciudad, para decir que ya no trabajamos más, todo ha sido un fraude, hemos quedado sin vida, sin jefe, sin lugar sobre el mundo, y tu te has marchado.
Hoy puedo comprender tus ojos de tristeza cuando nos viste almorzar con la cola entre las patas, con el miedo de que vayas a llegar para retarnos una vez mas, hoy lo comprendo, porque no lo verías más.

¿Por qué hay quienes no te dejan hacer tu vida tranquila y te reprochan, siendo que eres tú quién se jode la vida?
Saiuru28 de agosto de 2008

1 Comentarios

  • Mejorana

    Qu? texto tan tierno Saiuru.
    Me has hecho sentir emoci?n.
    Me duelen mucho mucho los animales.
    Son tan inocentes....

    28/08/08 03:08

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