«El único lujo
que no tiene precio
es un viernes tuyo
esperando a que llegue
porque el amor
es esa caricia
abriendo yo un mensaje
en un tren
que viajaba a tu encuentro
y nunca pensaba
que toda esa espera
era el mejor poema
con un solo verso
en una pantalla
que nadie me había escrito:
"estoy preparando la cena".
El único lujo
que no tiene precio
es sentir tu amor
anclado a noviembre
en esa tierna espera
que se volvió ardiente
después de la cena
en un cuerpo a cuerpo
donde respiramos
la esencia mas pura
del sexo
comiéndome a besos
sintiéndome tuyo
sin ninguna prisa
muriéndome
dentro de tí
con todos mis sentidos.
El único lujo
que no tiene precio
es saber por mi piel
que noviembre
fue cierto.