Orzada
La ciudad parece como encantada, en silencio, sin moverse. Y es que por azar ha dado con la cadencia de unos pasos que parlotean.
Los adoquines me transportan, interesados, hasta lo más alto de Magdalena. Los inciensos llegaron antes para recibirme.
Me saludan, al pasar, las plazas de mi niñez. Y se alejan, calle abajo, recordándome.
He querido que tú lo vieras, de nuevo conmigo, un sinfín de veces. Así que olvida un momento tu vida.
Escucha, como lo hace esta calle, no lo que tenga que decirte, el contenido no importa. Es mi voz, mi acento, mis requiebros...pinta mis gestos que puedas amar.
El encantamiento pleno, entonces, se cumple.
------------
Que estoy encantada, digo.
Me has ternurado, del todo.
Un abrazo. Ay, ay.
14/05/14 05:05