Es un buen día para felicitarte, agradecerte y para recordarte lo maravillosa que eres.
Aunque ya sea la palabra madre tan grande, quiero añadir:
A ti. Mamá, que nunca tienes una mala contestación que dar, pero soportas de nosotros.
Que no recuerdo ni un solo momento que hayas estado de mal humor, enfadada con el mundo o simplemente sin ganas de ver a nadie.
Que nunca te rindes, pase lo que pase.
Que sigues creciendo cada día, por dentro, y rejuveneciendo, por fuera.
Me enseñaste que una madre puede ser mejor amiga también.
A quién llamas a las 3 de la mañana cuando tienes pesadillas o a las 3 de la tarde para tomar un café de confesiones.
Portadora de los secretos que nadie más sabe.
Con quién compartir opiniones sobre problemas universales o simplemente para opinar sobre qué ponerme hoy.
Que siempre vas a tender la mano a quien lo necesite, sin pedir nada a cambio.
Me soportas más que nadie y te estoy tan agradecida por ello, por todo.
Has sido y eres mi pilar para no desmoronarme.
Cuando ya estoy tan al fondo del hoyo que no puedo salir, ahí estas animándome a respirar profundo.
Porque irradias buena energía, por donde quiera que vayas.
Y hoy es un buen día, como lo son todos, para recordarte,
lo maravillosa que eres.
