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El Deseo .

De repente, siempre su cabeza se vaciaba, y volvía a llenarse con el mismo pensamiento que le provocaba un sabor agridulce en la boca. En su imaginación, repetía la historia una y otra y otra vez, incansablemente. Tenía planeado cada movimiento, cada palabra, cada lágrima; todo en su lugar.
Soñaba con el día que él muera, y quería estar ahí para verlo, ver su cara de pánico y desesperación, y ella parada con una expresión de satisfacción y morbosidad, mirando nada más. Pero sabía que las probabilidades de que eso ocurriese serían una en un millón.
Él era lo único que le quedaba, y, eso es lo que a ella le producía un nudo en la garganta que la asfixiaba de a poco; saber que ya no le quedaba más nada, ni tenía nada que perder.
Cuando ya casi estaba resignándose a que nunca iba a pasar, un día gris y lluvioso, ocurrió.
Estaba tirada en su cama, como era costumbre, cuando percibió el llamado de auxilio de una voz gastada y turbia. Acudió inmediatamente, y lo que vio, llenó de vida sus ojos gastados. Era él, retorciéndose, presa del pánico, emitiendo gemidos ahogados, intentando salvar su vida.
Ella se limitó a observarlo con expresión sombría, un brillo fugaz que iluminaba su mirada, y media sonrisa. Y se sentó a esperar, esperar que alguien los encuentre.
Satire03 de abril de 2011

1 Comentarios

  • Poetav


    Duro pero muy bello relato" Y se sentó a esperar, esperar que alguien los encuentre"

    Recibes un abrazo de . . .

    03/04/11 10:04

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