Diario de una Anorexica.
Hola, hoy día 4 de octubre de 2012 por fin he conseguido el peso que todos deseaban que llegara a alcanzar, los 40 kg, claro, todos excepto yo.
A simple vista parezco una adolescente normal de 14 años, pequeña, morena, delgada, bajita y eso, lo normal, todo esto me refiero a día de hoy ya recuperada, hace un año oí decir a unas niñas que "se me había puesto un culo enorme" y empecé a acomplejarme, deje de comer y lo que comía lo devolvía, cuando adelgace un poco la gente decía que estaba más guapa con un par de kilitos menos y seguí devolviendo, se convirtió en lo más normal para mi, en una rutina.
Un día al cabo de un mes de estar así todos los dias mi madre empezó a preocuparse y como era inevitable que pasara me "pilló" devolviendo y empezaron los problemas, cada vez me veía más gorda, y cuanto más devolvía más complejo tenía, la rutina había cambiado, ahora devolvía cada hora, cada vez que estaba sola o que sabia que no me pillarían, cada día mi madre me llevaba a un médico diferente para que entrara en razón pero nada, había perdido el contacto con mis amigos, con las clases, no podía salir de casa hasta que al final decidieron que lo mejor para mi seria que ingresara en una clínica de, según ellos decían "gente con trastornos alimentarios".
Ya estaba todo bien, me iban a dar el alta, lo había conseguido solo en 3 meses y de repente cuando pasó una semana de estar en casa una persona muy importante en mi vida entro en un cáncer que finalmente resultó ser terminal y volví a recaer, cada vez que salia volvía a caer, lloraba su muerte y no entendía el por que y cuando devolvía y echaba fuera de mi todos los alimentos pensaba "Bueno, no pasa nada, si me muero podré estar más cerca de ella" hasta que un puto día conseguí ver la realidad, me había convertido en una sombra de lo que anteriormente había sido, mi pelo voluminoso y marrón era una fina capa de pelos que al pasar la mano se desprendían, los dientes amarillos de los jugos gástricos y el pecho prácticamente inexistente y ahí, en ese preciso momento fue cuando me pegué la gran ostia contra la realidad y decidí que me tenía que curar, que no volvería a recaer que lo haría por ella para que desde el cielo me pudiera observar y para que pudiera sentirse orgullosa de mi.
