Vientre sudoroso, vientre deseoso.
Corazón maldito, decía Violeta.
Vientre en fuego, ansias, lejanías,
lentitudes y distancias.
Qué desea mi vagina?
No solo orgasmos y calores,
tus dedos curiosos y lenguas húmedas
(y otra vez la humedad).
Humedad que ahoga, que acongoja,
que satisface en hurgueteos vanos.
Sedosidad, ansias de tu sedosidad.
Como será el aroma de tus besos?
Y el rayo fulgurante de tu mirada?
Tibiezas deseadas,
en secreto y melancolía.
Solo la punta de mi lengua
en otra lengua.
Punto exacto que solo nosotros sabemos.
En penumbra, en la inconciencia.