De pie, frente al inmenso mar todo parecía mucho mas sencillo, me arrodillé y toque el agua, estaba helada
me quité los zapatos y los dejé a un lado, me senté e introduje los pies, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo pero no me importó en absoluto. Sentada paseaba mis dedos por las finas vetas de madera y movía los pies al son de las olas como entonando una suave melodía
La brisa acariciaba mi rostro y removía mi pelo, vacía de preocupaciones me limite a vivir
Una mariposa sobrevoló el horizonte, posada sobre una piedra esperó a que la cálida luz del sol se reflejara en sus frágiles alas que abrió suntuosamente dejando ver una esplendida estructura de llamativos y sugerentes colores. Allí posada contrastaba contra la gris e inerte superficie de la roca.
Los tablones se mecían a causa de las olas y salpicaban de agua al pobre animal que esquivando las gotas revoloteaba de vez en cuando.
El sol aun no había salido, pero los rayos de luz formaban una corona que teñía de dorado el infinito y acogía a los pájaros que volaban buscando refugio en el calor que estos desprendían.
Desde allí, un inmenso puzzle se alzaba formado por diminutas piezas que encajaban unas con otras y me daban a conocer lo que hoy todos entendemos como nuestro mundo.
Un momento magico, bellamente descrito por ti.
Al mundo no lo entendemos... solo lo interpretamos... y a veces no apreciamos lo que hay en el.
Muy bonito y muy bien narrado, te felicito.
Un abrazo.