En medio del asfalto te dejaron
un color apagado acusa tu vejez.
Estás hecho de duro madero
estás clavado a ese suelo.
Asoma en tu mirada un gran silencio
verdean tus hojas sin consuelo.
Una ventana a la tranquilidad,
mi refugio cuando no puedo respirar.
Una fragancia fresca en tu camino
Me lleva a andar sin tiempo y sin destino.
Una rama enorme que cruza la calle
me hace recordar las hadas de mi niñez.
Una calle solitaria para mi hastío
una frescura para hallarme sola en tu abrigo.
Un asfalto frío que te amarra
y no te hace mío, ni de nadie.