Y que le vienen a decir ahora esos ojos de oreja a oreja,
con sus caras circulares,
adornados con verrugas.
No harán que haga,
ni que finga por placer.
Ya vinieron los verdugos a llevársela y no fué,
pues no es dolor
sino todo un sol el que la invade.
Cuidando un brote nuevo,
cada voz, cada luz dentro del agua.
Y cuentan que es el mar quien la reclama,
pero no es agua,
sino la tierra, su boca quien le ama.
Sino todo un sol el que la invade.
Princesa y celestina, arañando el arrecife,
una en tierra
y la boca en el océano,
sus ojos en las islas,
su llanto en su recuerdo.
Islas; nuevas. Llantos que envejecen.
Soy algo idiota , perdóneme , para entender las cosas que no escribo yo. Pero tras leerlo dos veces , me gustó. Es como el escondite , cucú.
No suelo buscarle sentido a las cosas ( «deja que se sienta el escrito» , pero se pueden las dos cosas ) que no se lo encuentro a la primera , me viene bien practicar x).