Federico había salido aquella madrugada como todos los días a recoger unas moras por el bosque. Apenas despuntaba el alba cuando oyó un pequeño ruido, alzó la vista y el estruendo de un disparo le hizo saltar como un resorte hacia el interior de unas zarzas cercanas. conteniendo la respiración, mientras un intenso terror se apoderaba de él, se agazapó en el suelo mimetizándose con la vegetación que le ocultaba.
Tras unos segundos eternos observó como aquel enorme conejo, con un gesto de fastidio colgaba su escopeta al hombro y se alejaba por el camino royendo una zanahoria.
Que mal se ven las cosas desde otra perspectiva ...
?Cambiar?amos si las vieramos asi desde el otro lado del espejo?
Un texto muy reflexivo , me ha gustado el mensaje que contiene .
Un abrazo