El miedo es la emoción más dura de sobrellevar. La tristeza la lloras, la rabia la gritas pero el miedo te atrapa por dentro y no te suelta. Puedes tener muchos tipos de miedo pero sin duda el peor de ellos es el miedo al amor.
Es muy injusto tenerle miedo a aquello que nos hace sentir vivos, a aquello que te hace feliz la mayor parte del tiempo. No obstante, es inevitable cuando tu corazón está lleno de cicatrices, cuando te han hecho tanto daño que del amor no quieres saber nada. Cuando le diste todo a una persona y no lo supo valorar, cuando cruzaste cielo, mar y tierra solo por compartir un rato junto a ella y sabías que si fuese al contrario, eso no ocurriría. Cuando has pillado tantas mentiras y te diste cuenta de que te eran infiel. Cuando no te explicabas el por qué y eras consciente de que tú nada de eso merecías.
Es fácil aconsejar que no tengas miedo al amor, lo difícil es llevarlo a la práctica. Te volviste una persona fría por el dolor, creaste una coraza por todas las lágrimas derramadas para que nada ni nadie la dañara. Te prometiste no dejar entrar a nadie en tu vida y proteger tu frágil corazón.
Déjame decirte que no temas enamorarte. Cuando encuentres a esa persona que sepa que por dentro estás rota y tenga la valentía de intentar arreglarte, de hacerte olvidar todas tus heridas e intente dar luz a alguien que no es capaz de iluminarse a sí misma, tú. Será entonces cuando te des cuenta de que tener una coraza es una tontería.
Nunca olvides de mostrarte tal y como eres porque tú eres un diamante del que una persona no supo apreciar el valor que tenía.
No estoy diciendo que tu felicidad dependa de otra persona, solo digo que la felicidad es mucho mejor en compañía.
No temas al amor, témele a una vida en soledad como en la que estás sumergida.

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