Sé que soy intensa como un cuadro Del Bosco.
Como Extremoduro cuando se sube a las estrellas y se tira de cabeza, me he construido un columpio al borde de un precipicio me tambaleo al vacío y juego a saltar, estiro mis piernas a la nada y siento como la adrenalina se apodera de mí, como explota en mi pecho y electrocuta todas mis extremidades, la respiración se me acelera y me siento más viva que nunca, en los brazos del peligro, saltando a las nubes y mirando fijamente al sol. Sin hacerle caso a mi madre, cuando me dice que no me suba ahí, sé que está prohibido y me encanta. Si hay algo que jamás tuve, fue miedo, resigné mi alma a la lealtad de mi propio ser, contraviniendo a la naturaleza humana, una loca con licencia para volar y si no me la dieron, la robé.
Ni lo recuerdo.
Y salto, de una, como una jodida kamikaze estrellándome contra todo, contra tu pecho cual pájaro al cristal.
Como un coche sin frenos cuesta abajo y lleno de explosivos.
Que me tachen de terrorista, sí lo soy, que me lo llevo todo por delante y lo que quiero lo guardo para mí, sin escrúpulos, no dejo notas de suicidio por ninguna parte, solo manchas que crees de sangre en tu alfombra de bienvenida, y era sirope de fresa que se me derramó cuando los del psiquiátrico vinieron a por mí y entre risas me arrastraron al cubículo, dónde desde que nací quisieron encerrarme.
Pero siempre fui un huracán, un cóndor suicida que a tientas busca su fin, el arlequín estúpido e insolente que ahí va, sin miramiento con los ojos cerrados a partirse la crisma, soy una artista que necesita vivir, y si la vida no me inspira, ya me puedo morir, por eso me lanzo, me destruyo, me reconstruyo y tengo más vidas que un gato, bebo de todo lo que me inspira y me vuelvo loca a disparos con mi metralleta, a pinceladas con el pincel en tu lienzo y a letras con mis plumas sobre tu piel.
Esto se empieza a parecer a todo aquello que había perdido.
El caos sumido.
Como pájaro vuelo del nido.
sabiéndome que nunca me había ido.
Lo interpreto como un bello retrato de la consciencia de finitud.
Interesante la idea de vivificarse con la proximidad de la muerte, una vez transgredido el miedo.
Saludos.