crepitan los corazones en llamas, chasquean, chirrían crujen y se derraman.
Expuestos al fuego.
Por todo el salón.
carbonizados hasta la catarsis.
purificación infame que chorrea sátiro el dolor por las esquinas.
A la constancia terminal de una anestesia continua
No salen las palabras que se han ahogado en lágrimas
y ahora son fango.
Arenas movedizas que te tragan a borbotones, te oprimen y te cortan la respiración
Y se apaga la luz.
y se escarchan las pestañas somnolientas
Cansadas de nadar, amarradas a la piel como náufragos,
y mis manos extrañas de no tocarte se encogen
y yo con ellas me hago aún más pequeñita.
Se me echa el cielo encima y la oscuridad me come.
Solo quiero que alguien me salve, quien sea pero que lo haga.
Porque creía que podía.
Pero vuelve a ser de noche.
Y no veo amanecer mañana.
Un poema muy hermoso desde su inicio
y el lector no quiere que termine, me
encanto leerte.
Besitos dulces
Siby