Llevo ya 25 días exactos sin escribir ni una sola línea, no sé exactamente cuál es el motivo de mi asedio o qué es lo que irrita mis pensamientos. Pienso que es porque nada importante me ha pasado, nada para llegar a casa emocionada y escribir sobre ello. Nada que me inspire. Ninguna historia apasionada que me lleve a la locura. Ningún regalo inesperado. Ninguna salida alocada. Ningún abrazo que me haga sentir satisfecha. Nada que me saque una sonrisa de imprevisto. Ningún suspiro a media noche, ese que tanto anhelo. Pero pasan los días y te das cuenta de que no todo es lo que quieres, de que el mundo no gira en torno a ti. De que tienes que conseguir los resultados que deseas a base de esfuerzo, y que si caes tienes el deber de volverte a levantar. Porque aunque sea una rutina, siempre habrá algo por lo que sonreír.

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