A las promesas se las lleva el viento, porque solo son palabras.
Nunca creas nada de lo que vaya seguido de las palabras te lo prometo, porque no valen nada. El que las dice, no piensa en las consecuencias que sus palabras traerán y tu te haces ilusiones, convencida de que tus problemas se solucionaran, pero no es así, la realidad es otra, porque esa persona, en la que tu confías y tanto quieres, no lo va a poder o no lo va a querer cumplir, llegado el momento de la verdad.
Y tu lloraras y esa persona se hará la víctima y te replicara o se quedará callada.
Aún con todo el dolor que causa eso, duele más si esa persona que te ha hecho esa promesa, es la causante de tu problema, la persona, sabía que tu no querías que pasara pero le dio igual y no pensó en ti pensó en otra persona que por circunstancias o pensamientos, cuando os comparan, vale más que tu.
Duele y sientes que ese dolor no se puede apagar, porque esa persona no solo te ha traicionado por otra sino que le da igual que estés sufriendo por el problema, por su traición, por su culpa.
