Y ya no podía más, le pesaban los pies, le costaba respirar, lloraba cada día y ni en sueños lograba descansar.
No conseguía andar diez pasos sin tenerse que sentar, encima su marido le decía que del año no pasará. Solo quería dejarse llevar y lograr descansar en paz. Que el mal que la acecha cada minuto, cada segundo de su existencia, se fuese y no volviese nunca más. Pero siempre supo la verdad, sabía que eso no era atenerse a la realidad y que no podría salir del pozo oscuro en el que había ido a parar sin saber como, ni cuando, ni porque.
Y es por eso que sin pensarlo dos veces, mientras hacía la cena, ese cuchillo dejó de pelar patatas
Y no gritó, no dijo nada, se sentó en una silla y ni siquiera sintió el dolor.
Es por eso que hora y media después, cuando su marido iba a quejarse de porque no estaba la cena servida en la mesa, la encontró sentada en la silla, con la muñeca sangrando y una leve sonrisa adornando su rostro, el dolor que la desgarraba por dentro ya no estaba.
Qué realidad tan cruda, Sunbathe.
Es un relato magnífico, feminista al cien por cien, que expresa el sufrimiento y el vacío en la vida de tantas y tantas mujeres a través de los tiempos y de los espacios.
Espero que no seas tu una de ellas.
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En cuanto a la prosa desde mi punto de vista, te quedaría más elegante si le quitaras esas rimas.
Un abrazo preciosa.
Estoy encantada de volver a leerte.