Tú tocabas aquella roja sonata.
Yo miraba por el cristal.
Yo perdía la pasión y tú la paciencia.
Y nos cansamos de jugar a ésto.
Y así continúan las cosas.
Tú en tu palacio de domados y atent...
¡Hola! Somos una comunidad de escritores aficionados. Nos reunimos aquí a mostrar y comentar nuestros textos. Descubrimos nuevas historias y nuevos amigos cada día. → Únete para participar